Este texto es una de las 180 historias de Héroes en Tiempos Infames. 880 páginas que tratan en profundidad el fútbol argentino en la década de 1930. Bartolome Macías fue un árbitro muy especial. Protagonista de varios escándalos en el transcurso de la década. En 1938, en un clásico San Lorenzo-Huracán, el propio Macías quiso reprimir a la tribuna quemera. Una historia de la década.
Por Carlos Aira
Texto extraído de «Héroes en tiempos infames». Ediciones Fabro, 2021. Prohibida su reproducción sin citar medio y autor.
REFEREE BOMBERO
“¡Referee bombero! ¡Referee bombero!” El grito sincopado atronó sobre Boedo, sin importar colores y amores. José Bartolomé Macías en el centro de un escándalo. Una especialidad del árbitro. Un hombre que bordeó la desgracia en varias oportunidades. Pero aquella tarde, su histrionismo superó un límite.
Domingo 3 de julio de 1938. Frío. Apenas ocho grados. Clásico entre San Lorenzo y Huracán en Avenida La Plata. El Globo arrancó con todo: Emilio Baldonedo habilitó a Masantonio de cara a Gualco. Cuando Herminio iba a rematar, Ismael Arrese lo golpeó desde atrás. ¡Penal! Gritó la barra quemera, pero Macías no sancionó la evidente infracción. Minutos más tarde, Carlos Belfiori, hábil delantero quemero, abrió el marcador. Agustín Regino Cosso dio vuelta el clásico con dos goles en veinte minutos. Minuto 44. El juninense en búsqueda de su tercer gol. Cuando iba a rematar, Jorge Alberti lo tocó desde atrás. El delantero se mantuvo en pie y remató desviado. Para sorpresa de todos, Macías cobró penal. La tribuna quemera explotó de bronca. Cientos de piedras alfombraron el área de la calle Mármol.
Todo lo que sucedió después fue un sainete bien nacional. Juan Horacio Bongiovanni insultó a Macías con todas las palabras correspondientes. Expulsado. Solidario con su compañero, el Cachorro Alberti repitió el mismo rosario. A las duchas. Huracán con nueve jugadores. Más piedras. Luego de largos minutos, Cosso pateó el penal. Fuerte y recto. Bruno Barrionuevo tocó la pelota con los puños, pero la Superball golpeó el travesaño y se metió adentro. San Lorenzo 3-1 Huracán. La lluvia de piedras se transformó en una lapidación pública. Fuera de sí, Macías demandó cooperación a las autoridades. Con gestos ampulosos, el árbitro exigió a los bomberos que arrojaran agua sobre los hinchas de Huracán. Con infinito desgano, dos bomberos apenas levantaron sus mangueras unos instantes con más ganas de empapar a Macías que a los hinchas. Cuando la pelota volvió a rodar reaparecieron las piedras. Macías frenó una vez más el partido. Rojo de bronca, el árbitro corrió hasta donde se encontraba el jefe del Cuerpo de Bomberos. Sin respuesta positiva a su ánimo de bañar a los hinchas, Macías puso fin a la conversación y emprendió otra veloz corrida, esta vez, hacia el área de la calle Mármol. Para sorpresa de 35.000 espectadores, el árbitro tomó con sus manos una gruesa manguera y arengó a los bomberos a tirar agua a la tribuna. El grito del estadio fue unánime: ¡Referee bombero! San Lorenzo ganó 4 a 2.
La actitud de Macías fue muy comentada. El Gráfico publicó una foto del árbitro sosteniendo la manguera con un título explícito: Referee bombero. La pluma de Borocotó desnudó con magia y gracia la verdadera vocación de Macías:
“Desde hace mucho tiempo, el público de fútbol ha dado en llamar referee bombero al que comete errores sucesivos en perjuicio de un team haciendo que, en apariencia por lo menos, su actuación resulte parcial. Y el dicho se difundió tanto que derivó hacia la generalización y ya no es solamente un referee que se equivoca, sino que todos los árbitros, por anotomasia, son bomberos. José Bartolomé Macias cultiva un espíritu desaprensivo. Se diría que en esta ocasión Bartolo hizo sonar la flauta… y demostró prácticamente que del dicho al hecho va muy poco trecho. Amigos hinchas: hay en el hombre inclinaciones invencibles. Unos nacieron para poetas, otros para comerciantes, los de aquí para médicos, los de allá para peluqueros… ¡y los referees para ser llamados bomberos!”
Bartolomé Macías dirigió 432 partidos entre 1927 y 1949. En esos 22 años de trayectoria salió airoso de los más variados escándalos. Como aquella tarde de octubre de 1931, cuando expulsó a un linesman en un Ferro-Atlanta. En 1947 dirigió al equipo profesional de Atlanta. A pesar de contar con figuras de la talla de Adolfo Pedernera, los bohemios perdieron la categoría. Fue director del Colegio Argentino de Árbitros hasta su muerte, sucedida el 4 de abril de 1966, durante una cena de camaradería entre árbitros rioplatenses. Tenía 65 años.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3