Historias mundialistas: El clásico Argentina-Inglaterra

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Por definición, Diego es el jugador que representa al Conurbano bonaerense.

Iniciamos un repaso por diversas historias de los Mundiales de fútbol. Enfrentamientos, jugadores, curiosidades y mucho más. En esta ocasión vamos a repasar el historial completo de enfrentamientos entre Argentina e Inglaterra. Un partido que por cantidad de enfrentamientos en la cancha, y por circunstancias históricas fuera de ella, puede considerarse un clásico de los mundiales.

Por Martín Gorojovksy (@mgthepebet)

 

Antes de continuar, una digresión: ¿A qué llamaremos un clásico de los mundiales? Tomaremos en cuenta cuatro parámetros: la rivalidad futbolística generada por la vecindad, por ejemplo entre Argentina vs. Uruguay o Bélgica vs. Holanda; la condición de potencias de la disciplina entre los rivales, aún cuando se hayan enfrentado pocas veces, como el caso de Brasil y Alemania; cantidad de partidos jugados, al menos tres; o acontecimientos históricos que hayan creado una situación de enfrentamiento fuera de lo futbolístico entre ambos países representados. Nuestro primer caso reúne tres de los cuatro criterios, puesto que queda afuera la vecindad geográfica.

 

1962: Capítulo I

El primer enfrentamiento tuvo lugar el 2 de junio de 1962, en un partido correspondiente a la primera fase. El Grupo 4 del Mundial de Chile se jugó en la ciudad de Rancagua, en el estadio hoy llamado El Teniente o Mundialista de Rancagua, pero que en aquellos días aún se llamaba Estadio Compañía de Cobre Braden. La misma familia del embajador norteamericano en Argentina de 1945, propietaria de intereses en la explotación de ese metal.

¿Con qué objetivos llegaban argentinos e ingleses al mundial? Ambos necesitaban revalidar pergaminos. Más allá de la paternidad del juego, los europeos no habían logrado mucho desde su primera participación mundialista, ocurrida en Brasil ’50. Dos eliminaciones en primera ronda, en aquel mundial y en Suecia ’58, y una clasificación a cuartos de final (por entonces segunda ronda) en Suiza ’54.

Del lado argentino, el subcampeonato de 1930 en el Mundial de Uruguay quedaba lejano. Tras la breve participación en Italia ’34, donde el equipo quedó eliminado en una primera ronda de eliminación directa, se había producido un distanciamiento de los mundiales de la FIFA de veinticuatro años. Tras la abstenciones en los mundiales de 1938, 1950 y 1954, el retorno se produjo en 1958. La dolorosa eliminación en primera ronda, rubricada por la derrota 6 a 1 frente a Checoslovaquia, había derivado en un conservatismo táctico y en una desvalorización del tradicional juego criollo en el ambiente del fútbol argentino.

Tal vez en virtud de estos temores, fue que Argentina venció por apenas 1 a 0 a la debutante Bulgaria en el primer partido. Según recordó alguna vez Silvio Marzolini, por entonces figura de Boca e integrante del plantel, se respetó demasiado a los balcánicos, y que la indicación para el partido ante los ingleses era esperarlos, decisión lógica teniendo en cuenta que Inglaterra venía de caer por 2 a 1 ante Hungría. Pero a último momento, continuaba Marzolini, el entrenador, el ‘Toto’ Juan Carlos Lorenzo, decidió cambiar el plan y jugar un partido con Argentina volcada al ataque.

Aquel 2 de junio los albicelestes formaron con Antonio Roma en el arco, Silvio Marzolini, Raúl Paéz, Rubén Navarro, Vladislao Cap en la defensa, Federico Sacchi y Antonio Rattín en el mediocampo, y José Francisco Sanfilippo, Raúl Belén, Rubén Sosa, y Juan Carlos Oleniak como delanteros.

Del lado británico el ténico Walter Winterbottom también armó una formación 4-2-4. Ron Srpingett en el arco, Jimmy Armfield, Ray Wilson, Maurice Norman y Bobby Moore defendiendo, Ron Flowers y Jimmy Greaves en el medio, y John Haynes, Bobby Charlton, Bryan Douglas y Alan Peacock en la delantera.

El plan argentino resultó contraproducente, puesto que los ingleses se impusieron con comodidad. Flowers, de penal a los diecisiete minutos del primer tiempo, Boby Charlton, a los cuarenta y dos de la misma etapa, y Greaves, a los veintidós del segundo tiempo, convirtieron los goles ingleses, mientras que el Nene Sanfilippo, faltando nueve minutos para el pitazo final, descontó para los argentinos.

En el cierre del grupo ambos equipos empataron 0 a 0, e Inglaterra pasó a cuartos de final por tener mejor ‘goal average’ (promedio resultante de la división entre los goles convertidos y los goles recibidos) que Argentina. Vale aclarar que si se hubiera computado la diferencia de gol como en la actualidad, los albicelestes también hubiesen quedado eliminados.

Para Argentina se trató de una frustración, moderada tal vez por la falta de expectativas previas, mientras que en la siguiente fase Inglaterra caería eliminada ante el eventual bicampeón, Brasil.

 

1966: estafas y protestas

Cuatro años después ambos seleccionados volverían a cruzarse, esta vez en un partido que se volvería legendario. Inglaterra fue la anfitriona de la octava Copa del Mundo, y como tal tenía la obligación de ser campeona. Argentina por su parte, buscaba levantar la vara después de dos eliminaciones seguidas en la fase de grupos.

Como era frecuente en aquellos días, la selección nacional vivió un proceso caótico de clasificación, en el cual varios técnicos se sucedieron en el cargo. Del mismo modo que en Chile ’62, Juan Carlos Lorenzo había sido designado poco tiempo antes de comenzar el Mundial, después de que otros entrenadores condujeran el proceso clasificatorio. Cabe mencionar que por entonces el Toto no le había dado a ningún equipo la inyección ganadora que lo consagraría como uno de los grandes técnicos de nuestra historia.

Esta vez el cruce fue en la segunda fase los cuartos de final. Antes Argentina había clasificado tras vencer por 2 a 1 a España, empatar 0 a 0 con Alemania Federal, y vencer a Suiza por 2 a 0. Si bien clasificó en el segundo lugar de aquel Grupo 2, el equipo albiceleste mostraba una mezcla de buen juego y carácter que alimentaba la esperanza de pelear por el título. Los locales, en tanto habían ganado el Grupo 1 tras empatar sin goles en el debut ante Uruguay, para luego vencer por 2 a 0 a México y a Francia.

El segundo capítulo de esta historia se escribió el 23 de julio de 1966 en el viejo estadio de Wembley, y estuvo acorde con el marcado signo eurocéntrico que marcó a la competencia. En la primera fase se había permitido el juego brusco contra Pelé, circunstancia que ayudó a la eliminación temprana de Brasil, vigente bicampeón. Sin ánimo para que se le escapara el título a Inglaterra, o para que una vez más los sudamericanos ganasen la copa de visitantes, se pergeñó un ardid en perjuicio de los rioplatenses. Citados para el sorteo de árbitros de cuartos de final, los delegados argentinos y uruguayos se encontraron con que el mismo se había realizado una hora antes de la cita acordada, y que un árbitro inglés dirigiría Alemania Federal-Uruguay, y un alemán Inglaterra-Argentina.

Los ingleses recibieron a los albicelestes con una formación 4-3-3: Gordon Banks en el arco, George Cohen, Ray Wilson, Jack Charlton y Bobby Moore en defensa, Nobby Stiles, Alan Ball, y Martin Peters en el medio, y Bobby Charlton, Geoff Hurst y Roger Hunt en el ataque.

Por el lado argentino se presentó el equipo titular, que se había encontrado en los últimos días previos al comienzo del mundial: Roma bajo los tres palos, Oscar ‘Pipo’ Ferreiro, Rafael Albertch, Roberto Perfumo y Marzolini en la última línea, Rattín y Alberto González como volantes, Ermindo Onega como enganche, y el Indio Jorge Solari, Luis Artime y Oscar ‘Pinino’ Más como atacantes.

El encuentro en general fue favorable a los ingleses, que salieron a buscar el protagonismo del encuentro. Sin embargo, no pudieron quebrar a sus rivales hasta los treinta y tres minutos del segundo tiempo, gracias al gol de Hurst, y tras haber jugado desde los treinta y cinco minutos del primer tiempo con un hombre de más por la expulsión de Rattín a instancias del árbitro Rudolph Kreitlen. Vale decir que no se había producido ninguna infracción que ameritase semejante sanción. El alemán solo argumentó que echaba al jugador por protestar. Como gesto para la historia, quedó la imagen de Rattín estrujando el banderín, que tenía el diseño de la bandera del Reino Unido, de una de las esquinas del campo de juego, y sentándose en la alfombra roja de la reina a modo de protesta.

Argentina había logrado, sin embargo, dejar una buena imagen futbolística, la mejor desde 1930. Inglaterra sería campeona, también con polémica en la final, puesto que con el partido empatado 2 a 2 y en tiempo suplementario, se convalidó como gol una pelota que picó fuera de la línea del arco alemán.

 

1986: la Mano de Dios y el Barrilete Cósmico

El encuentro más recordado de este historial tuvo lugar veinte años después, en el segundo mundial de México. Bastante agua había corrido debajo del puente. Tras quedar eliminada en las eliminatorias previas a la Copa del Mundo de 1970, la primera celebrada en tierras aztecas, y hacer un papel olvidable en Alemania Federal ’74, Argentina finalmente había logrado consagrarse campeona en 1978, en el Mundial jugado en nuestro país. La defensa del título en España ’82 no había estado a la altura de las expectativas, y al ’86 se llegó al cabo de un complicado proceso eliminatorio. La selección dirigida por Carlos Salvador Bilardo era muy criticada, no había grandes expectativas previas, e incluso la figura de Diego Maradona no era vista como el ‘as de espadas’ que finalmente fue.

Inglaterra, en tanto, tras su polémica consagración, volvió a su medianía tradicional: llegó a cuartos de final en México ’70, no clasificó a los mundiales del ’74 y del ’78, y alcanzó la segunda fase de España ’82. Para el ’86 tenía una el objetivo de, al menos, llegar a semifinales.

En la primera fase, Argentina, que ni siquiera había sido considerada cabeza de serie, se impuso con claridad en el Grupo A, tras vencer por 3 a 1 a Corea del Sur, empatar 1 a 1 ante Italia, y superar por 2 a 0 a Bulgaria. Luego, en los octavos de final, venció por 1 a 0 a Uruguay. La figura de Maradona crecía, pero sería en los últimos tres partidos en los que alcanzaría el rendimiento que lo consagró como el mejor jugador de todos los tiempos.

Los ingleses, por su parte, habían integrado el Grupo F, en el cual debutaron con una derrota por 1 a 0 ante Portugal. En la segunda fecha empataron 0 a 0 ante Marruecos, y en el cierre golearon 3 a 0 Polonia, con lo cual clasificaron en la segunda ubicación, detrás de los africanos. En octavos de final repitieron el triplete, esta vez ante Paraguay.

El encuentro de cuartos de final entre los dos equipos, marcado además por la cercanía de la Guerra de Malvinas, se jugó el domingo 22 de junio de 1986, en el Estadio Azteca del Distrito Federal de México.

Argentina formó con Nery Pumpido en el arco, línea de tres integrada por José Luis Brown, José Luis Cucciuffo y Oscar Ruggeri, mediocampo con Héctor Enrique, Ricardo Giusti, Sergio Batista y Julio Olarticoechea, Diego Maradona como enlace, y Jorge Burruchaga y Jorge Valdano en posición de delantero netos. Ingresaría también Carlos Chino Tapia en remplazo de Burruchaga.

Del lado de enfrente, dirigidos por Bobby Robson, el arquero Peter Shilton, los defensores Gary Stevens, Kenny Samson, Terry Fenwick y Terry Butcher, los volantes Glenn Hoddle, Peter Reid, Trevos Steven y Steve Hodge, y los atacantes Gary Lineker y Peter Beardsley. También entrarían desde el banco de suplentes Chris Waddle, en remplazo de Reid, y John Barnes, en lugar de Steven.

El desarrollo del partido es archiconocido. Argentina fue mucho más que su rival y lo estampó en el marcador con dos genialidades de Maradona, al comienzo del segundo tiempo. Primero, a los cinco minutos, la mano no advertida por el árbitro tunecino Ali Bin Nasser, cinco minutos después, la ‘Jugada de todos los tiempos’ como la llamó el relator Víctor Hugo Morales, en la que tras apilar a medio equipo rival convirtió el 2 a 0. Habría tiempo para una arremetida inglesa y el gol, faltando nueve minutos, que consagraría a Lineker como el máximo artillero de la cita mundial, pero que no alcanzaría para evitar la eliminación británica. Argentina en tanto continuaría su marcha firme hacia su segundo título.

 

1998: jugadas preparadas y tanda de penales

Argentina e Inglaterra volvieron a enfrentarse en la primera copa posterior al retiro de Maradona. En el interín ambas selecciones habían sido semifinalistas de Italia ’90. Los ingleses alcanzaron el cuarto puesto, y Argentina el subcampeonato. Cuatro años más tarde, en el mundial de Estados Unidos, Inglaterra fue una de las grandes ausentes, mientras que la selección argentina llegó hasta octavos de final, con la sanción por dóping a Diego en el medio, la cual quebró el espíritu de un equipo que había mostrado credenciales de candidato en los primeros partidos.

En 1998 Francia albergaría por segunda vez el campeonato del mundo. Con la participación de treinta y dos equipos, el margen para las ausencias de selecciones históricas se redujo. Inglaterra no tuvo mayores problemas para superar su eliminatoria, mientras que los albicelestes accedieron con comodidad, después de un comienzo dubitativo. Ambos equipos tenían como objetivo de mínima, alcanzar las semifinales, aunque en aquella ocasión, Inglaterra no fue considerada cabeza de serie.

Ninguna tuvo problemas para pasar la primera ronda. Argentina se quedó con el Grupo H, logrando puntaje ideal tras vencer a Japón por 1 a 0, a Jamaica por 5 a 0, y a Croacia por 1 a 0. Los ingleses escoltaron en el Grupo G a Rumania, precisamente la selección que los había relegado como cabezas de serie para el sorteo de la primera ronda. Debutaron con un triunfo por 2 a 0 ante Túnez, luego cayeron contra los rumanos por 2 a 1, y cerraron con un triunfo por 2 a 0 sobre Colombia.

Para el cruce de octavos de final Argentina era favorita, aunque se sabía que ambas selecciones estaban en un nivel parejo. El partido se jugó el 30 de junio en el estadio Geoffroy-Guichard de Saint-Étienne, y fue una seguidilla de emociones, en el marco de un mundial en general atractivo.

Dirigida por Daniel Passarella, Argentina formó con Carlos Roa en el arco, Javier Zanetti, Roberto Ayala, Nelson Vivas y José Chamot en la defensa, Diego Simeone, Matías Almeyda y Juan Sebastián Verón en el mediocampo, y Ariel Ortega, Gabriel Batistuta y Claudio López en la delantera. Luego ingresarían Marcelo Gallardo y Hernán Crespo, en lugar respectivamente de Claudio López y Gabriel Batistuta, y Sergio Berti por Diego Simeone.

Los ingleses eran dirigidos por uno de los jugadores del partido del ’86, Glenn Hoddle, y se presentaron con el arquero David Seaman, los defensores Sol Campbell, Graeme Le Saux, Tony Adams y Gary Neville, los volantes Paul Ince, David Beckham, Darren Anderson y Paul Scholes, y los delanteros Alan Shearer y Michael Owen. Desde el banco entrarían Gareth Southgate por Le Saux, Paul Merson por Scholes, y David Batty por Anderson.

A los cinco minutos de juego pegó Argentina, con un gol de penal convertido por Batistuta. A los diez Inglaterra devolvió gentilezas por la misma vía, a través de los pies de Shearer. A los dieciséis Owen haría un jugadón personal para poner el partido 2 a 1 a favor de los europeos, y sobre el final del primer tiempo el equipo argentino llegó al empate con un gol de jugada preparada. Tiro libre en la puerta del área, Verón tocó para Zanetti en vez de tirar al arco, y el lateral la cruzó de zurda ante Seaman.

No se sacaron ventajas en el segundo tiempo ni en el alargue, pero quedaron postales como la expulsión de Beckham apenas iniciado el complemento, y el susto cuando Inglaterra pareció alcanzar el 3 a 2 a través de un cabezazo de Campbell, anulado por carga sobre Roa.

En los penales se lució el ex Racing y Lanús. Berti y Shearer convirtieron en el primer turno, mientras que en el segundo Seaman contuvo el remate de Crespo y Roa el de Ince. Verón y Gallardo convirtieron el tercer y cuarto penal para Argentina, mientras que Merson y Owen hacían lo propio para Inglaterra. En el último turno de la serie de cinco penales, convirtió Ayala, y Roa atajó el tiro de Batty. En los cuartos de final, Argentina sería eliminada por Holanda.

 

2002: la revancha de Beckham y el principio del fin

El último antecedente se registró en el primer mundial jugado fuera de América y Europa, el de Japón y Corea del Sur, primero además con sede compartida. Marcelo Bielsa sucedió como entrenador a Passarella, y logró una eliminatoria arrasadora. Argentina clasificó al mundial cuatro fechas antes del final de la eliminatoria, y por su rendimiento era una de las máximas candidatas a levantar la copa. Inglaterra por su parte tampoco tuvo mayores problemas y clasificó directamente, como líder del Grupo 9 en la eliminatoria europea. Los ingleses buscaban sacarse la espina de 1998, y en lo que respecta a vengarse de los argentinos, lo lograrían.

El sorteo de los grupos puso a ambos equipos en el Grupo F, el infaltable ‘Grupo de la muerte’ por el nivel parejo a priori de los cuatro participantes. Argentina arrancó con un triunfo por 1 a 0 ante Nigeria, mientras que Inglaterra empataba 1 a 1 con Suecia. Por antecedentes históricos e inmediatos, Argentina llegaba nuevamente como banca al partido.

Éste tuvo lugar el 7 de junio de 2002 en el Domo de Sapporo, Japón. Los once elegidos por Bielsa fueron Pablo Cavallero en el arco, la línea de tres integrada por Mauricio Pochettino, Walter Samuel y Diego Placente, un mediocampo de cinco jugadores con los defensores Zanetti y Juan Pablo Sorín adelantados por los laterales y Cristian ‘Kily’ González, Simeone y Verón en el centro del esquema, y Ortega y Batistuta como delanteros. Durante el partido entrarían Pablo Aimar en lugar de Verón, cambio realizado en el entretiempo, Crespo por Batistuta y el Piojo López por el Kily González.

Los ingleses por primera vez en su historia eran dirigidos por un extranjero, el sueco Sven Goran Eriksson, quien eligió a Seaman para atajar, Danny Mills, Ashley Cole, Rio Ferdinand y Sol Campbell para la defensa, Beckham, Paul Scholes, Owen Hargreaves y Nicky Butt en el medio, y Owen y Emile Heskey en la delantera. Trevor Sinclair remplazaría antes de los veinte minutos de juego a Hargreaves, y Teddy Sheringham y Wayne Bridge remplazarían, en el segundo tiempo, a Heskey y a Owen, respectivamente.

Esta vez los ingleses fueron claramente superiores a una Argentina que empezó a mostrar una alarmante falta de variantes. El único gol lo convirtió Beckham de penal al final del primer tiempo. En el compelmento no hubo atisbo de reacción por parte de los albicelestes. Condicionada por la derrota, Argentina quedaría eliminada tras empatar en el cierre del grupo ante Suecia, ganadora del grupo, por 1 a 1, mientras que Inglaterra igualaría sin goles ante Nigeria, y clasificaría como escolta de los nórdicos.

En octavos de final vencería a Dinamarca por 3 a 0, y cerraría su campaña con la derrota por 2 a 1 ante Brasil, a la postre campeón por quinta vez en su historia. Por el lado argentino se trató del mayor fracaso en tiempos recientes.

 

 

(*) Periodista del equipo de Abrí la Cancha

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