Por Carlos Aira
El Apertura 1995 tuvo como ingrediente el regreso de Diego Armando Maradona a Boca Juniors. Allí se encontró con Claudio Paul Caniggia, otra notable adquisición del club de la Ribera en aquellos días.
El equipo azul y oro punteó gran parte del campeonato. En la 15º fecha llegó el Superclásico. River-Boca en el estadio Monumental. No era la mejor versión del equipo Millonario, pero se avizoraba el gran equipo que despuntó a partir del año siguiente.
Aquel 17 de noviembre de 1995, una verdadera multitud colmó el Antonio Vespucio Liberti. Maradona, Caniggia, Francescoli y Ortega dentro del campo de juego. La expectativa que suscitó el partido fue inmensa.
El partido quedó en deuda. 0 a 0. Lo visto dentro del campo de juego distó mucho de complacer a las casi 75.000 personas, que dejaron en boleteria 1.907.650,00 pesos convertibles. Casi dos millones de dólares.
Ese empate, que casi rompe Caniggia errando un gol imposible sobre el final, fue el comienzo del fin del sueño xeneize en aquel Apertura 1995.