Por Carlos Aira
Ultima fecha de la fase de grupos de Copa Libertadores. 5 de abril de 1991. Esa noche, una multitud fue a la Bombonera a participar de una farsa.
Eran tiempos de dos equipos por país y ambos en cada grupo junto a otro par de equipos de otro país. El Grupo 1, los equipos argentinos eran – ni más ni menos – que River Plate y Boca Juniors. Junto a ellos, los bolivianos de Oriente Petrolero y Bolivar.
La Copa comenzó con un partidazo: el triunfo 4 a 3 de Boca de Batistuta y Latorre sobre el River dirigido por Daniel Passarella. La andadura del equipo millonario no fue la esperada, sobre todo luego que los xeneizes volvieran a derrotarlos, esta vez 2 a 0 en el Monumental.
Al jugarse la última jornada, la clasificación de River Plate se encontraba afectada a un factor muy especial: Boca debía ganarle al débil Oriente Petrolero. Aquel equipo de Boca estaba siete goles por encima de los bolivianos. Pero misteriosamente, Boca-Oriente igualaron 0 a 0. Los jugadores de Boca no pasaron la mitad de cancha.
la hinchada de Boca clamaba por el empate. El canto de aquella noche fue: «Mandarina, mandarina, mandarina…somos todos argentinos, pero no somos Gallinas».